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jueves, diciembre 20, 2007

de la oficina, los amigos y uno que otro mono...

Es realmente tal facil sacarle una lágrima a alguien, pero que duro es conseguir una buena carcajada...

Hoy se termina para mi otro capítulo de mi vida, uno talvez breve, pero que me ha enseñado muchas cosas. Este día se me notificó que la empresa para la que trabajo cierra sus puertas y por ende las oficinas deben ser abandonadas... las oficinas... ahi dentro se quedará mi escritorio, mi computadora, mi silla... ese lugar donde al igual que un teatro, se vertieron lagrimas y risas, hubieron pleitos y reconciliaciones, donde tanta gente dejó un halo de algo, un sentimiento a veces de admiración, otras tantas más de envidia, pero siempre procuró dejar algo...

Ahora me encuentro llenando mis cajas de archivo muerto con mis pertenencias, mis portaretratos con las fotos de mi familia, con imagenes de mis amigos con los que compartí tantos y tan bonitos momentos... allá al fondo de la oficina: Los Jefes, debatiendo entre lo que sería de los restos ahora a la deriba de la ofinica, dicen por ahi las malas lenguas que será ahora casa de campaña de algún político tonto... para mi nunca dejará de ser esa oficina, donde alguna vez dormí... esos rincones que pocos exploraron y que solo algunos conocímos para un romance fortuito, aquellas escaleras que tanta gente subio y bajó, llevando y trayendo documentos y a veces... incluso hasta buenas y malas noticias.

Las incansables copiadoras que solo se detenían por un atasco de papel, o las imporesoras que jamas pararon hasta hoy... al igual que yo y mis compañeros... hoy todo se detiene, todo deja de funcionar... todo simplemente... se detuvo...

En mi pecho hay algo que me duele, es mucho más allá que el simple hecho de ya no poder contar con mi salario, muchisimo más allá del hecho de tener que sobrevivir y ahora tener que buscar empleo nuevamente... son los amigos... ahora este suceso nos separará por caminos diferentes y sé que las típicas reuniones a la hora de la comida ya no existirán... tantos años trabajando juntos, eramos como una familia... y ahora.... comeré solo, extrañando todo...

Me tedré que mudar a otra ciudad... eso en innevitable, mi maleta está medio vacía, pero llevo a cuestas un sin fin de recuerdos placenteros, alegres, algunos tristes por aquellos que se nos adelantaron al paraiso, pero siempre vivirán en este corazón que hoy... hoy dice adios a esta vieja, enmohecida y ahora oscura oficina...

simplemente... adios..