Páginas

sábado, julio 20, 2013

Un día de teatro amargo.

Antes de iniciar la verborrea solo quiero aclarar que no soy un crítico "en forma" de ningún tipo de teatro, pero quiero poner mi punto de vista a cerca de algo que pude apreciar el día de hoy. También quiero dejar por sentado mi postura Atea (que no creo en ningún dios, pues tiene mucho que ver con lo que está usted a punto de leer. Fue un día tranquilo a pesar de dos o tres curiosidades en el trabajo. No dejaba de pensar en que la noche traería consigo una ida a ver una puesta en escena de una gran comediante con una amplia carrera teatral que por fin, después de muchos años, regresaba a mi ciudad. Caída la noche, mi novia, mi madre, compañeros de trabajo y yo llegamos al lugar de la presentación. Yo emocionado por que me gusta el teatro y si es cómico ¡Mucho mejor!, después de todo, ¿a quien no le gusta reír?. En punto de la hora marcada en los boletos se escuchó la 3ra llamada: "Señoras y señores, favor a ocupar sus asientos, esta es la 3ra llamada. Les exhortamos a no tomar video por razones de derechos de autor, pero fotografías, lo que quieran". Una vez dadas las amonestaciones, inicia la música, y los aplausos, La actriz principal sale a escena con el baño de miradas del público asistente. Los primeros 30 o 45 minutos de la obra fueron de una comedia "light", donde se presenta a la típica mujer yucateca, luchona, arraigada a sus tradiciones, peleando con su octogenaria suegra, un marido mantenido y dos hijos que parecen de otro planeta, tan distintos como locos. La suegra, esa viejecita tan tierna como astuta, era la que más risas sacaba. Pese a los problemas (eternos) del sistema de audio, la obra estaba en su punto más delicioso. Tan cotidiano, familiar, tan chusco. De pronto, como metida a una centrifugadora, la obra cobró un giro inesperado, forzado y, para mi punto de vista, desagradable. Una actor aparece en escena, caracterizado de Jesús de Nazaret, si, el supuesto mesías que murió hace 2013 años en una cruz por que su "padre" le dijo que lo haga para salvar al mundo de sus pecado y... todo ese choro bíblico. Aquella obra que comenzó con una típica familia disfuncional atravesando por situaciones cómicas, de pronto se destruyó para convertirse en un show de evangelización sorpresa. Al puro y vil estilo Cristiano, la comedia ahora era a cerca de las penas que correría la ama de casa por superar sus problemas de comunicación con el resto de la familia, apoyada en lo invisible por Jesús, quien la aconsejaba a cada momento. "Con amor, Tina, con amor" le decía cada que el temperamento de la mestiza yucateca perdía la compostura. Usando fragmentos de música de Bob Marley, Black Sabbath y Paramore, los gionistas de la obra (ahora show cristiano) trataron de crear la atmósfera de "todo lo malo" que pasa con la juventud actual, como robos, peleas, drogas, pandillas y hasta incluyendo pasajes bíblicos como los incumplimientos a los 10 mandamientos. Cabe destacar que el personaje de Jesús bailaba, cantaba, y hasta participaba de árbitro en una escena (bastante bien lograda) de una trifulca en camara lenta. Como sacado de la serie televisiva "La rosa de Guadalupe" con un acto de "sacrificio" emocional, y después de un exótico derroche de situaciones que son humillantes para cualquier persona Atea, Tina conmueve el corazón de su hija rebelde/Emo y la convierte a una fiel creyente de dios, por otro lado, su esposo el holgazán, por fin consigue un trabajo y se "convierte" por intervención divina en un sujeto trabajador y responsable. Después un número musical del mismo corte evangelizador, todo para dejarle claro al público la postura religiosa preferente de la actriz principal. Yo entiendo que el teatro es un espectáculo en la que el público va mirar una obra en la que observaremos el punto de vista de un escritor y la ejecución de los actores, hasta ahí vamos bien. Pero de eso, a querer hacer del público esclavos religiosos usando la comedia como medio para dichos fines, se me hace algo deshonesto, ruin y de poca ética profesional, pues no respeta las creencias del público que puede ser muy variado, y de otros, como yo, que no creemos en dioses ni tenemos creencias en las cosas supernaturales. En lo que a mi respecta, tendré cuidado de investigar a qué tipo de espectáculos asistiré de ahora en adelante. No quiero pasar otras dos horas sentado mirando como el público aplaude algo que en lo personal repudio por mi total desacuerdo. Estuve a punto de levantarme y largarme de ahí... pero me tuve que contener y tratar de disfrutar uno que otro chiste que quedó regado por ahí después del tremendo despliegue religioso. Ah, y no se preocupen, que ya se que, a pesar de todo, el que está mal... siempre seré yo por ser ateo.

1 comentario:

Vida dijo...

como siempre, un gusto leerte... ;)